Después de un par
de semanas sin posibilidad de conexión debido a problemas logísticos, he vuelto
en medio de la euforia reciente vivida por nuestra Vinotinto después del buen
resultado obtenido en Montevideo. Debo destacar la postura adoptada por cada uno de nuestros
jugadores: enfocados, optimistas, humildes, dispuestos permanentemente a
sacrificarse y con los pies bien puestos sobre la tierra, lo cual habla muy
bien del trabajo psicológico realizado por el cuerpo técnico y de los futbolistas
venezolanos. Antes del partido contra Uruguay Tomás Rincón declaró “no fuimos
peores por haber sido goleados contra España ni somos mejores por haber ganado
a Moldavia”, para mí esa frase vale oro y fue reconfirmada por el trabajo “de
obrero” realizado por Venezuela para sacar el empate a uno contra Uruguay. La
consigna de la selección nacional debe ir en ese sentido, porque estamos en la
eliminatoria mundialista más igualada del mundo, exceptuando a Bolivia, todos
los equipos se han mostrado muy sólidos, ninguno ha podido distanciarse del
resto, por eso la actitud debe
mantenerse sin importar el resultado.
Lo más importante es el siguiente partido, el
pasado solo sirve como referencia y para aprender de los errores. Hay personas
y atletas (como Salomón Rondón) que han declarado insistentemente “no nos
subestimen”… pues mejor si nos subestiman, ese es problema de los otros,
nuestros futbolistas se sienten arropados por una afición muy ilusionada, los
jugadores de la Vinotinto saben que son orgullo nacional. Ya en Suramérica todo
el mundo tiene claro que Venezuela no es más la Cenicienta; con cada partido
hay un reto nuevo. Hoy Chile vendrá con ganas de revancha, pues en la retina de
sus futbolistas y fanáticos están muy frescas las imágenes de la victoria
venezolana en la Copa América 2011. Será un partido de pronóstico reservado,
ambas escuadras cuentan con individualidades destacadas, por lo cual, intuyo
que será un partido donde el orden táctico será fundamental, así como las
posibles sorpresas para desbordar al rival.
Es la hora de la verdad.
¡Vamos Vinotinto!
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