El revés recibido contra Chile debe ser tomado
como una gran oportunidad para mejorar. El primer paso lo han dado el técnico
Farías y los jugadores al reconocer la superioridad del rival. Las principales
carencias de la Vinotinto son evidentes: en el plano ofensivo hay una
incapacidad preocupante para crear jugadas elaboradas, por lo cual, se genera
una dependencia excesiva en el balón detenido para poder marcar goles; en la
transición defensa-ataque se siente demasiado la ausencia de Tomás Rincón, lo cual
deriva en poca cohesión entre las líneas de la selección; en defensa se han
cometido graves distracciones que han costado goles recibidos en Quito,
Montevideo y Puerto La Cruz, se extrañó bastante a Amorebieta en el último
partido, Rolf Feltscher y Túñez no han sido aprovechados. El trabajo de los
próximos meses debe ir enfocado en potenciar las virtudes - como el orden
táctico exhibido contra Argentina o Colombia, también la actitud de los
jugadores - y anular los defectos anteriormente mencionados.
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| Imagen tomada de www.eventosport.com |
La creación de juego asociado es lo más difícil
del fútbol, destruir y contener es más sencillo. Venezuela se ha visto más
cómoda cuando no tiene la obligación de buscar el partido, plantando al equipo
en la mitad del campo y saliendo rápido de contragolpe. Eso se ha vuelto un problema
durante los partidos como local (contra Bolivia, por ejemplo). Probablemente,
la Vinotinto no lleve la iniciativa en los próximos partidos como visitante en
Perú y en Paraguay debido a la necesidad imperiosa de los contrarios de subir
posiciones en la tabla. No nos confundamos, Venezuela debe ir a conseguir la
victoria en ambos partidos (después le toca descanso) para asegurarse terminar
la primera vuelta de la eliminatoria en puestos de clasificación directa. Actualmente,
la selección nacional es quinta, no está nada mal, no obstante, en una
eliminatoria tan pareja cada punto perdido duele muchísimo por lo cual hay que
"salir con todo" siempre.
Toca trabajo, trabajo y más trabajo.
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