Durante
las últimas horas he leído bastante gente alborotada en las redes sociales comentando
los golazos del partido amistoso de la Vinotinto contra Bolivia, es cierto,
fueron bonitos – especialmente el de Josef Martínez - también es verdad que el
encuentro fue utilizado para mostrar a jugadores poco habituales como Yohandry
Orozco y probar cambios tácticos, al fin y al cabo, para eso son los partidos
amistosos. Sin embargo, dada la calidad del rival y el desarrollo del juego no
me quedaron muchas buenas sensaciones, pues Venezuela sigue mostrando serias
distracciones en defensa y con un ataque bastante impreciso; si Bolivia es un
rival teóricamente inferior, un empate a 2 como local es bastante mediocre. No
se puede perder el objetivo principal de vista, el cual no es otro que
clasificarse al mundial, el próximo partido de la eliminatoria es contra Chile,
una selección rápida, ordenada en defensa, agresiva, ofensiva y que prioriza la
posesión del balón, por esa razón no entiendo por qué la Federación Venezolana
de Fútbol se buscó a un oponente de tan baja calidad táctica, de vocación
defensiva y más advocado al contragolpe… si se trató de un partido de
preparación… ¿de preparación para qué?
Basándome
en la alineación titular de la Vinotinto, puedo inferir que César Farías es un
técnico cuyas decisiones tienen una fundamentación mayormente emocional, pues,
por ejemplo, a estas alturas de la eliminatoria, yo no entiendo por qué Y.
Orozco no es titular mientras César “Maestrico” González sí. Más allá de los
hombres elegidos por el D.T. nacional, lo más preocupante son las pocas variantes
ofensivas, así como las lagunas defensivas y la falta de consistencia,
pareciera que por largos momentos la Vinotinto se desenchufa totalmente del
juego y son incapaces de asumir la iniciativa. Probablemente muchos me tachen
de pesimista, pero así Venezuela no va pa’l baile.
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