El ratón le ganó al gato. La final de la Champions entre Bayern Munich
y Chelsea me recordó los videos de la pelea Alí vs. Foreman de 1974, el primero
se dejó golpear durante los primeros rounds como estrategia para agotar a su
rival más fuerte y se dispuso a atacar después del octavo asalto para
finalmente mandarlo a la lona. Puede gustar o no, algunos lo llaman “anti-fútbol”,
otros le quitan méritos, pero sin lugar a dudas el técnico blue, Di Matteo, diseñó
una estrategia defensiva de desgaste del oponente a la cual se ciñeron sus
pupilos con la convicción de que al final lograrían la victoria… y así fue;
además, los londinenses aprovecharon perfectamente la etiqueta de favorito con
la cual llegaron los alemanes al encuentro (más la “ventaja” de jugar en su
estadio) para desprenderse totalmente de la iniciativa de juego y ejecutar sus
contragolpes. Personalmente, creo que el Bayern bien pudo haber marcado unos
cuantos goles más, pero en la vida, como en cualquier deporte hay una verdad
infalible: el que perdona muere. Todo parecía encaminado para la consagración bávara
después del gol de Müller (min. 83), pero en el primer corner del partido para
el Chelsea (min. 88) aparecieron los dos más constantes en la temporada para
los ingleses, Mata con el servicio y Drogba con la definición, el marfileño fue
designado como el jugador de la final, le ganó su duelo particular a Mario Gómez
(quien falló malamente la única clara que tuvo), él solito fue suficiente para
poner en evidencia a toda la defensa del Bayern. El “elefante” también pudo ser
el villano al cometer un penalti infantil sobre Ribèry en el tiempo extra, pero
el arquero Cech apareció como salvador para detener el cobro de Robben (definitivamente, al holandés no se le dan las finales) y luego como superhéroe en la tanda de
penales. Para quienes hablaban de una final con menos peso debido a la ausencia
de los favoritos Barsa y Real Madrid o por la queja de los culés (también de
algunos analistas poco profesionales como los de “Juego Cruzado” de ESPN)
debido a la táctica del Chelsea ¿acaso no
fue una final muy emocionante?
Ha sido el torneo de los penales
fallados, hasta los más “especialistas” sufrieron ante los monstruos Cech y Neüer
(el portero alemán se atrevió a desafiar a su colega en la tanda de penales con
una expresión de “así se hace, aprendan”), la lista incluye a CR7, Messi, Kaka’,
Robben y Schweinstager. Una vez más quedó demostrado nadie tiene el estilo de
juego perfecto en el fútbol, todos son válidos siempre y cuando lo ejecutes
bien. Los ganadores son quienes trascienden para escribir su nombre en la
historia; los perdedores son olvidados. El Chelsea es el campeón de Europa
porque ha aprovechado todas las oportunidades disponibles, comenzando por el técnico
suplente Roberto Di Matteo, quien supo levantar el ánimo de una plantilla
quebrada tras el paso tormentoso de Villas-Boas, jugadores como Lampard, el suspendido
Terry, Cole, Essien y, por supuesto, Drogba, han tomado el último tren para
alcanzar la gloria. Después de casi 2.000 millones de Euros invertidos por
Roman Abramovic desde su llegada como propietario del club en 2003 entre
fichajes, remodelaciones y pagos de nómina, el Chelsea al fin tiene su Champions.
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