Partido de ida de semifinales de UEFA Champions League, mejor dicho, partidazo, choque de trenes, guerra táctica, clásico continental entre dos gigantes como son Bayern Münich y Real Madrid, con resultado favorable para los alemanes a pesar de que los blancos pudieron asestar una estocada de gracia cuando el marcador estaba 1-1, pero Mourinho, fiel a su estilo, realizó cambios conservadores y retrasó innecesariamente a su equipo justo cuando su rival estaba más desorientado y desesperado. Minutos antes, el técnico bávaro había sacado del campo a Bastian Sweinstaguer por Müller, lo cual me pareció un suicidio porque significaba entregarle el medio campo a los merengues, pero Mou "colaboró", quitó profundidad y velocidad agregando a Marcelo por Ozil y Granero por Di María pensando en ¿contener? más al Bayern (¿y donde está Kaka'?). La estrategia pareció funcionar, pero llegando al minuto noventa Mou cambió a Marcelo de banda, dejando vía libre para que Philip Lahm asistiera a Gómez quién marcó el 2 a 1 final.
Hay un par de cosas, graves a mi entender, que no tienen lógica del planteamiento del técnico portugués, la primera es la insistencia de poner a Coentrao de titular (¿por su defensa? - Lahm lo dejó en ridículo antes de mandar el pase gol de la victoria) en lugar de Marcelo, si la preocupación era marcar a Robben tal vez hubiese sido mejor mantener al holandés pendiente de marcar al lateral brasileño; segundo, ¿por qué conformarse con el empate? ¿acaso el Bayern es mocho y no puede marcar en el Bernabéu?. Joaquín Brotons escribió una vez sobre los empates de visitante de Mourinho, al parecer, son una estrategia. Sin embargo, el Real Madrid tuvo a tiro sentenciar la eliminatoria frente a su "bestia negra", el planteamiento miedoso de Mou fue una invitación para los alemanes quienes con más empuje que orden dejaron en evidencia la débil mentalidad del Madrid frente a equipos grandes...
El que perdona muere.
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