Actualmente, todas esas cualidades parecen inéditas en un árbitro (especialmente en los europeos). Cada vez es más frecuente observar actuaciones espantosas y muy polémicas de los colegiados en las que se suponen como las mejores ligas del mundo. El peor pecado que suelen tener es - citando a Juan P. Barsky - "compensar una injusticia con otra", además de la disparidad de criterio a la hora de aplicar el reglamento dependiendo de los equipos y nombres de jugadores, dando lugar a un montón de especulaciones entre los fanáticos y periodistas sobre cuán diferente hubiera sido el desarrollo de un partido de ser otro el árbitro.
¿Cómo se sintieron los fanáticos del Manchester City después del último partido de FA Cup contra el ManU, o los del Chelsea después de ser eliminados por el Barcelona en la Champions del 2009... o los mismos del Barsa en el último partido de liga contra el Español? Son ejemplos puntuales entre miles de otros casos dónde el afectado se siente robado y el otro equipo se siente cómplice de algo raro. Al final, nadie recuerda esos detalles, la historia registra sólo el marcador, ante lo cual yo pregunto ¿se imaginan si Holanda hubiese ganado el último mundial después de la permisividad de Howard Webb con los holandeses?
Cada día está más cerca el uso de la tecnología en el fútbol, claro, primero hay que cambiar a las desgastadas autoridades de la FIFA (comenzando por Blatter) y de la mayoría de las confederaciones, porque si los encargados de dictar las reglas están perdiendo credibilidad y no se adaptan a los cambios necesarios para mejorar el juego, el mayor perjudicado será el fútbol.
Emiliano Olivares Centeno
@FanaticadaT
| Pirluigi Colina (Archivo) |
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